Thursday, May 11, 2006

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

De nuevo atrapado en medio de esta nata pegajosa y pusilánime, que maldita caparazón vacía soy y veo que no hay manera de cambiar. Cuál es el propósito de todo esto. Dudo que lo tenga, jamás tendrá un propósito. Lo nuestro es el caos, angustia ver como las piezas se apiñan a la fuerza y sin coherencia en ese espacio vacío y blanco y mudo y tal vez ciego y paralítico y visiones de excremento. Nada finalmente tiene sentido: me cago en mi igual que el mundo y la vida se han cagado en mi, camino lentamente entre excremento, levanto con dificultad la mirada turbia, el odio, ansias de despedazar, de morder, de gritar, de golpear, de cabalgar sobre la muerte o bajo ella, nada finalmente importa. Un libro, dos, cigarrillos, licor, soledad, perfecta e interminable soledad. Cuál es entonces el objeto de salir a buscar si tengo de antemano la certeza de que nada voy a encontrar, es difícil, pero siempre ha sido así, ahora no es más que una costumbre ver esa nada desmoronándose en pequeños fragmentos de mierda seca, soplar mi espíritu como un pompón para que en menos de nada, en menos de una exhalación tuya se deshaga mi espíritu, quítame con facilidad la tabla sobre la que estoy parado, atraviésame con tu espada de fuego y palabras, sepúltame sin rencor bajo una montaña de mierda, allí es donde debo estar, no te preocupes, no siembres flores, tampoco las lleves. Hace tiempo sepulte una idea y lo único que floreció fue un gajo indescriptible y malsano, mis luchas no encuentran un orden, un cauce, declamo mis proezas ante una legión de oídos sordos, de almas negras y posfechadas, todas le adeudan algo a sus demonios, no pongo el grito en el cielo, no lo pongo en ningún lado, no me importa, lo mejor es no gritar si no quiero que se rellenen los pulmones de esa nada nauseabunda que pulula en el ambiente, que me absorbe, que me entra por cada poro. Recojo lentamente los pedazos de mi vida que cayó al piso, es difícil verme en ese espejo, visiones ilógicas, lo real siempre estuvo cagado y por eso me refugio, pero aún así los fantasmas intentan llegar hasta allá, acecharme en ese lugar que creía mío pero que es igual que nada, es la nada, igual que yo. Mi ser está en otro lado, lo persigo inútilmente pero es rápido y no quiere que le de alcance con lo que llevo acuestas, es pesado, es muerte, es ideas que no florecen y un espíritu seco que nació marchito.

Thursday, May 04, 2006

IMPRESIONES


-Cómo llegó usted acá-. No lo sé, varios me acompañaban pero echaron a correr no se muy bien por qué. Me perdí por unos callejones extremadamente estrechos, casi me asfixiaban. Traté de fumar pero los cigarrillos los tenía uno de los que estaba hace un momento, como le digo, no sé muy bien qué ocurrió. Lo que verdaderamente importa es que la vi a usted a lo lejos y fue inevitable venir hacia usted. Salvación o algo por el estilo, es mejor no buscarle nombre a esas cosas que ocurren porque si, porque es inevitable como pisar una hormiga o precisamente como verla a usted a lo lejos y casi al final de este oscuro callejón, que por cierto me aterra, y decidir que debía venir hasta acá, que por ahora no había otro propósito en mi vida, o por lo menos en esta noche, que no fuera acercarme hasta usted, aproximarme y aferrarme a eso que finalmente no sé qué es ni mucho menos explicarlo. Es más que seguro que si nadie hubiese corrido, entre ellos yo, y aún desconozco la causa, no se hubiese dado este encuentro, este estar mirándonos, usted sobre todo con extrañeza porque no es normal que un extraño se acerque de la nada y menos a estas horas de la noche y en una noche como esta donde todo sobrenatural, todo sin sentido, los pies cayendo pesada y velozmente sobre las piedras y el asfalto, una multitud huyendo de una fuerza invisible, probablemente inexistente, las reacciones en cadena son así, y me vi arrastrado por ella sin que de manera alguna mediara mi voluntad. Sé que usted, aunque calle, insiste en sus cuestionamientos, lo intuyo en su mirada y en la manera como lentamente y con cuidadoso estudio consume la brasa de su cigarrillo. Pero como ya le dije no se muy bien que paso, solo sé que salí como el viento, con el viento. El frío me golpeo el rostro, un poco más fuerte en mi nariz y en mis orejas, sangré un poco. Claro cómo habría de saberlo, nos acabamos de conocer y si mal no estoy no le he dicho mi nombre y aún no se si esté dispuesto hacerlo, por lo menos hasta que halle una explicación valedera a todo esto, la huida, el viento, usted parada acá en la mitad de este callejón fumando, y yo viniendo hacia usted desesperadamente para hallar sosiego, esperando esa estúpida calma que me fue turbada, pues a decir verdad antes de la estampida estaba bastante tranquilo. Si, haga las conjeturas que quiera, pero lo único que es real acá es el absurdo, esa nada pestilente que siento en el ambiente, lo hace más pesado. No sé donde irían a parar los que estaban conmigo, lo que verdaderamente importa es explicar porque usted no estaba en la estampida, usted que probablemente, ya se lo dije, sus ojos dicen lo que su boca no expresa, ni siquiera se dio cuenta como yo de que había algo silente que maquinalmente perseguía a todos los que estábamos en la pequeña plaza. Si, usted tiene la razón, probablemente fueran fantasmas de cada uno escudriñando con sus garras y aullidos en los subconscientes de todos y de repente el primer pie que golpea agitado el piso y otro que lo sigue, y otro más, y así sin cesar. Así hasta que finalmente me perdí y no sé si estoy seguro pero habían unos niños jugando con una pelota en llamas aunque creo que es perfectamente posible que eso nunca haya pasado. Últimamente no estoy muy bien de la cabeza y en ocasiones la fantasía se traspone a la realidad, o al contrario, entiéndame, no he estado bien dela cabeza. Va a encender otro cigarrillo?, puede regalarme uno, bien, la entiendo, sé que no soy más que un total desconocido pero me parece que actúa usted con excesiva rudeza al negarme algo que a la larga es una necesidad, cosa que usted debe saber muy bien. Pero la comprendo, y aunque me repugna su presencia estoy seguro de que debo permanecer a su lado, por lo menos hasta que allá en la lejanía se acallen de una buena vez las sirenas y las voces de las ideas entren en un completo mutismo. Bien podría irme de acá en un instante y encontrar, eso si errando desesperadamente, eso es más que seguro, el lugar a donde finalmente debo dirigirme, o por lo menos encontrar a la gente que me acompañaba, por lo menos a uno de ellos, si eso ocurriera podría irme y dejarla finalmente sola y tranquila fumando en este inhóspito callejón, aunque eso comportaría una paradoja, no le parece? Cómo encontrarlos si no emprendo su búsqueda y por lo demás como emprender su búsqueda si separarme de su presencia es una rotunda imposibilidad. En estos casos hay que aplicar evidentemente una lógica que no poseo, la paciencia y la razón me han abandonado por estos últimos días. Sé que ahora me preguntara cómo llegue a la pequeña plaza lo cual es válido, pero debo decirle que no lo recuerdo, cuando volví del trance, del maldito sopor estupidizante, estaba rodeado de varios que aunque no conocía, y es más no había visto jamás en mi vida, eran mis hermanos. No me lo dijeron pero esas son cosas que se intuyen, un silbido en la parte occipital de la cabeza, un temblor que recorre el cuerpo de arriba abajo. Por lo general no lo veo con claridad pero eso es al comienzo, después todo es más claro, viaje de luz por llamarlo de alguna manera. Francamente no sé cómo se debe proceder en estos casos, esperaba que usted me diera algún tipo de respuesta ya que la vi providencialmente en este callejón, muy bien se que las sirenas y los aullidos aún no se callan, aún mi cabeza sigue naufragando en esta estupidez, en esta...