Wednesday, March 26, 2008

Primero fue la sorpresa, luego la ira y ahora es un sentimiento de vacío que se expande con fuerza dentro del pecho.

Desde el día que un grupo de médicos y enfermeras negligentes no hicieron su trabajo correctamente mi vida está rota. No comprendo el amor y de sus modalidades la que me resulta más…zzz el cariño que se tiene por una persona sin hacer nada y cuando esa persona no está ahí, todo se siente como un avión en picada y sin paracaídas cayendo a toda velocidad y sin remedio en el cráter candente de un volcán. La vida ahora sabe más a mierda que nunca, y de todo, lo que más me entristece, es que sé que el olvido y la rutina van a terminar tragándose toda la angustia y el dolor como siempre lo hacen, envolviendo todo en una falsa ilusión de sosiego pasajero. Primero quise llorar, después matar gente y finalmente no me decidí y terminé defecando en un baño desconocido. Estuve sentado a su lado el domingo y hablamos como siempre de nada, mi única filosofía y mi pasatiempo preferido. El error de unos pocos la llevó a la nada y ahora sus ojos verdes me miran y no me ven y mi corazón trata de escapar como un pájaro pero se queda atrapado en el nudo grueso e insalvable de mi garganta. Cuando me enteré quise, aunque suene estúpido y prosaico y lugar común, regresar el tiempo o encogerme como una bola de recuerdos y ocultarme como siempre detrás de mi soledad pero fue inútil, la ansiedad actuaba como una fuerza superior y entonces fui una máquina, luego fui tras el responsable porque quería que me regresaran lo que yo había dejado intacto, pero ya tenía la conciencia triste del niño que sabe que ha perdido su juego favorito y no lo recuperará jamás. Sin embargo le dije que volviera las cosas a como estaban el domingo y su mirada y su silencio estúpidos me confirmaron que no existen superhéroes y que una parte importante de la vida es sufrir. Después le dije que si no lo hacía lo iba a dejar como el despojo que veía sobre esa maldita cama de hospital.

Mucho tiempo me pidió que le escribiera algo pero me hice el fuerte y le dije que un poema no se obliga igual que un pájaro que pasó su vida en cautiverio no se arriesga a volar. La verdad es que me sentía insuficiente pues no quería que se enterara que soy un pésimo escritor, pero ahora me arrepiento cuando siento que lo único que queda es un epitafio y el torbellino horrible que no me deja organizar los pensamientos ni los sentimientos. El licor me quema ahora más que nunca y no hace sino avivar peligrosamente la llama. Como tantas otras veces me pregunto cuál es el propósito y la única conclusión a la que llego es que no hay propósito, no entiendo la razón de estar acá y menos aún la de tener que tolerar su partida, pero todavía no me ha sido dado descifrar los insondables designios del universo. Ahora cierro los ojos y dejo que las lágrimas rueden por un domingo que no volverá a ser.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

jaaaa
muy gracioso
como un pajaro moribundo
jaaa
esta
bueno

11:46 AM  

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