Wednesday, July 04, 2007

Impresiones de S.

Cuando lo vi perderse en el fondo de las escaleras le seguí con el impulso instintivo de una autómata. Me pasa cuando he bebido y él esta cerca. La magia de este desencuentro pende siempre del hilo delgado que tejemos con el alcohol, como una tela de araña que deja de resistir cuando la luz del día entra destrozando todo con su realidad putrefacta y su guayabo preciso. Me senté a su lado esperando que me besara pero por alguna razón se detuvo en el último instante como un enfermo que deja de luchar y se rinde a la parte oscura, dejando caer la otra cara de la moneda. En cuanto a mi, no es que sea cobarde pero detestaría tener que dar ese pequeño salto con él; que sepa de una vez que yo no vuelo con alas de mariposa. En el baño tenía la apariencia de un mártir olvidado y a la débil luz blanquecina yo era una santa. Creo que las baldosas frías no dejaran de vestirse de luto por aquel momento sublime. Le dije lo más claro que pude que no quería que se fuera, pero él con su sonrisa dura y prolongada pareció no comprenderme del todo. No quería que se fuera el C. hechicero de ese momento, el que se pierde en mi mirada como un barco en el que han muerto todos sus tripulantes.

Hoy es otro día de abandono y dejaré (aunque en cierta manera me duela…) que la casualidad inconstante nos reúna de nuevo. Sé que para él la espera es una angustia, y yo amo esa angustia que se pierde en el tiempo y soy yo. Su soledad me justifica.

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