Thursday, April 24, 2008

algunas cosas cuestan más de 7 mil pesos (fragmento)

De la serie de incoherencias "estrategias de mercadeo en las manipulaciones reposteriles de popó de anciano"
Ya estoy cansado de perseguir imposibles, odio los buses y la gente que va en ellos. Odio ir de pie y odio que nadie abra las ventanas. Si tuviera un arma en mi poder sería un justiciero. Odio mi incapacidad de odiar por más de tres minutos. Odio ser débil y que las mujeres no se rindan a mis pies. Detesto mi trabajo y la horrible certeza de ahogarme en él, de consumirme hasta el cuello y ser incapaz de salir. Odio no tener la franqueza suficiente para pararme frente a las personas y gritarles HEY, HIJO DE PUTA, ERES UN IDIOTA!, o por lo menos susurrárselos al oído. Me incomoda la gente que anda por ahí creyéndose la gran cosa, pensadores sin mente embadurnados en la inmensidad de su propia estupidez. Detesto los abogados y su mundo de sucias triquiñuelas y zancadillas, sus conversaciones leguleyas y sin sentido común, sus hipócritas prédicas de libertad que es lo primero que corren a restringir cuando alguien tiene una idea audaz. Detesto el feminismo y quienes lo abanderan, mujeres tristes y solitarias buscando un miembro que las domine, las parta en dos y les de órdenes. No me gusta la absurda, cuadriculada e innecesaria desorganización del mundo, quisiera arder en llamas y gritar que no pertenezco a este mundo ni a este tiempo y redimir dolorosamente cada minuto que desperdicio sin ser un asesino en serie, ni una feliz víctima de alguno de ellos. Mi familia se empeña en afirmar que soy un afortunado. Mierda!... si esto es fortuna no me imagino lo que habrá de ser la desgracia. Si quebrarse el culo de manera horrible toda una vida al lado de una serie de engendros incomprensibles elaborando absurdos entonces si, lo admito, soy Donald Trump, soy Buda, soy popo caliente dispuesto a untar un zapato nuevo. Me aterra la inconciencia del mundo, si el camino al éxito está lleno de espinas ¿por qué no tomar el del prado suave?, yo no quiero clavarme ni una espina, prefiero dejar que otros se puyen el culo a sus anchas. Quiero felices y largas mañanas llenas de pedos y sinsentidos propios, quiero botellas y quiero que las uñas de los pies no me crezcan más. Quiero, quiero…

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