Thursday, May 04, 2006

IMPRESIONES


-Cómo llegó usted acá-. No lo sé, varios me acompañaban pero echaron a correr no se muy bien por qué. Me perdí por unos callejones extremadamente estrechos, casi me asfixiaban. Traté de fumar pero los cigarrillos los tenía uno de los que estaba hace un momento, como le digo, no sé muy bien qué ocurrió. Lo que verdaderamente importa es que la vi a usted a lo lejos y fue inevitable venir hacia usted. Salvación o algo por el estilo, es mejor no buscarle nombre a esas cosas que ocurren porque si, porque es inevitable como pisar una hormiga o precisamente como verla a usted a lo lejos y casi al final de este oscuro callejón, que por cierto me aterra, y decidir que debía venir hasta acá, que por ahora no había otro propósito en mi vida, o por lo menos en esta noche, que no fuera acercarme hasta usted, aproximarme y aferrarme a eso que finalmente no sé qué es ni mucho menos explicarlo. Es más que seguro que si nadie hubiese corrido, entre ellos yo, y aún desconozco la causa, no se hubiese dado este encuentro, este estar mirándonos, usted sobre todo con extrañeza porque no es normal que un extraño se acerque de la nada y menos a estas horas de la noche y en una noche como esta donde todo sobrenatural, todo sin sentido, los pies cayendo pesada y velozmente sobre las piedras y el asfalto, una multitud huyendo de una fuerza invisible, probablemente inexistente, las reacciones en cadena son así, y me vi arrastrado por ella sin que de manera alguna mediara mi voluntad. Sé que usted, aunque calle, insiste en sus cuestionamientos, lo intuyo en su mirada y en la manera como lentamente y con cuidadoso estudio consume la brasa de su cigarrillo. Pero como ya le dije no se muy bien que paso, solo sé que salí como el viento, con el viento. El frío me golpeo el rostro, un poco más fuerte en mi nariz y en mis orejas, sangré un poco. Claro cómo habría de saberlo, nos acabamos de conocer y si mal no estoy no le he dicho mi nombre y aún no se si esté dispuesto hacerlo, por lo menos hasta que halle una explicación valedera a todo esto, la huida, el viento, usted parada acá en la mitad de este callejón fumando, y yo viniendo hacia usted desesperadamente para hallar sosiego, esperando esa estúpida calma que me fue turbada, pues a decir verdad antes de la estampida estaba bastante tranquilo. Si, haga las conjeturas que quiera, pero lo único que es real acá es el absurdo, esa nada pestilente que siento en el ambiente, lo hace más pesado. No sé donde irían a parar los que estaban conmigo, lo que verdaderamente importa es explicar porque usted no estaba en la estampida, usted que probablemente, ya se lo dije, sus ojos dicen lo que su boca no expresa, ni siquiera se dio cuenta como yo de que había algo silente que maquinalmente perseguía a todos los que estábamos en la pequeña plaza. Si, usted tiene la razón, probablemente fueran fantasmas de cada uno escudriñando con sus garras y aullidos en los subconscientes de todos y de repente el primer pie que golpea agitado el piso y otro que lo sigue, y otro más, y así sin cesar. Así hasta que finalmente me perdí y no sé si estoy seguro pero habían unos niños jugando con una pelota en llamas aunque creo que es perfectamente posible que eso nunca haya pasado. Últimamente no estoy muy bien de la cabeza y en ocasiones la fantasía se traspone a la realidad, o al contrario, entiéndame, no he estado bien dela cabeza. Va a encender otro cigarrillo?, puede regalarme uno, bien, la entiendo, sé que no soy más que un total desconocido pero me parece que actúa usted con excesiva rudeza al negarme algo que a la larga es una necesidad, cosa que usted debe saber muy bien. Pero la comprendo, y aunque me repugna su presencia estoy seguro de que debo permanecer a su lado, por lo menos hasta que allá en la lejanía se acallen de una buena vez las sirenas y las voces de las ideas entren en un completo mutismo. Bien podría irme de acá en un instante y encontrar, eso si errando desesperadamente, eso es más que seguro, el lugar a donde finalmente debo dirigirme, o por lo menos encontrar a la gente que me acompañaba, por lo menos a uno de ellos, si eso ocurriera podría irme y dejarla finalmente sola y tranquila fumando en este inhóspito callejón, aunque eso comportaría una paradoja, no le parece? Cómo encontrarlos si no emprendo su búsqueda y por lo demás como emprender su búsqueda si separarme de su presencia es una rotunda imposibilidad. En estos casos hay que aplicar evidentemente una lógica que no poseo, la paciencia y la razón me han abandonado por estos últimos días. Sé que ahora me preguntara cómo llegue a la pequeña plaza lo cual es válido, pero debo decirle que no lo recuerdo, cuando volví del trance, del maldito sopor estupidizante, estaba rodeado de varios que aunque no conocía, y es más no había visto jamás en mi vida, eran mis hermanos. No me lo dijeron pero esas son cosas que se intuyen, un silbido en la parte occipital de la cabeza, un temblor que recorre el cuerpo de arriba abajo. Por lo general no lo veo con claridad pero eso es al comienzo, después todo es más claro, viaje de luz por llamarlo de alguna manera. Francamente no sé cómo se debe proceder en estos casos, esperaba que usted me diera algún tipo de respuesta ya que la vi providencialmente en este callejón, muy bien se que las sirenas y los aullidos aún no se callan, aún mi cabeza sigue naufragando en esta estupidez, en esta...

2 Comments:

Blogger Otro maldito día de frustraciones de loco said...

No pude evitar acordarme, con algunas frases de este post, de Andrès Caicedo...

11:04 AM  
Blogger Dianita Martini said...

ya paraste de sangrar? y a tus amigos los encontraste? y la extraña? le dijiste tu nombre ?...

5:56 PM  

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