Monday, December 24, 2007

Navidad...

Bogotá es una ciudad sucia y hedionda pero tiene un atributo que es importante si tienes algo de sensibilidad y es la fría y saludable indiferencia. Bucaramanga es también un agujero sucio y hediondo donde no corre mucho viento y hace un calor infernal. Me importa un pene de mico vivir en cualquier lugar pero odio el calor tanto como levantarme temprano en las mañanas y estar obligado a deglutir almuerzos corrientes escasos en proteínas y con cantidades de sal que en lo que canta un gallo me arrojarán al suplicio familiar de la hipertensión. Mi madre siempre dijo que quien no quiere caldo recibe dos tazas y es cierto, la única perspectiva cierta por ahora es un aburrido trabajo en este hormiguero, o desplazarme a la cuarta paila del averno a trabajar junto a L. en Arauca, pueblo de guerrilleros, indígenas, políticos corruptos y prostitutas sidosas que no se depilan el chocho.
Bucaramanga es un pueblo incapaz que llena los vacíos de su incompetencia con una envidia casi tan grande como su… (Bueno, acá nada es grande, de pronto el índice de robos y homicidios). Si montas una tienda el vecino del frente tendrá en poco tiempo una, y si decides montar una olla y vender bazuco te echará primero la policía y antes que te des cuenta tendrá su propio comercio de estupefacientes, con gamínes y ladrones a bordo. Acá medimos a las otras personas con el rasero de una envidia malsana, y los demás son tanto peores mientras menos cosas tengamos nosotros en comparación con ellos. Tus propias virtudes son para los demás un manojo de defectos y acá no existe tal cosa como “las buenas acciones”. Hay algunos badulaques que tienen el cinismo de predicar la “humildad”, sólo porque el grueso de sus cuentas bancarias les permite gastar un par de pesos en empanadas y juguetes chinos que emplean sólo para humillar en sus delirios grandilocuentes, al resto, recua de borregos aduladores que nunca lograrán nada porque no sienten a aquellos como humanos (asquerosos y malolientes que son, que cagan y mean como cualquier animal), sino como una especie de deidades inalcanzables a las que deben contar diariamente los pelos del culo y prenderles veladoras en sus hogares destruidos por el alcohol, la ignorancia y su voluntaria esclavitud.

Qué vamos a pedir ésta navidad, soberano pueblo de Andrés Páez de Sotomayor?. Lo mejor es comer uvitas hoy y el 31 y pedir mucha ignorancia, ése deseo con seguridad se nos cumple.

Te odio pueblo hijueputa.