LERNER
Mi vida gatuna no ha sido muy activa, de un tiempo para acá si he salido un poco. Le pido a Pink Tomate que me lleve a bares, que me saque en la negrura de la noche, que vayamos allá donde me inunden esos olores de perfume barato y vodka, donde todo sea whiski y nubes azules de humo y una putica consintiéndome el lomo mientras pienso en nada. Pink es el gato de Amarilla. Es un gato de buenas, todos los días se levanta y se le acerca Amarilla con sus teticas firmes y pecosas y se echa un poco de whiski en la mano para que Pink lama y le acaricia un poco la cabeza. Pink me cuenta estas cosas y dice mierda, esa Amarilla es cosa seria, y yo le contesto, como siempre; lo que tu digas Pink. Yo si no soy tan de buenas aunque realmente no es para quejarme. Lo máximo que llegaba a ver eran las pelotas del viejo Joe, y alcohol difícil. Pero bueno, la comida era abundante y eso me mantenía moderadamente feliz.
Los que me ven desprevenidamente podrán pensar que soy un gato taciturno, y puede que tengan razón. Sin embargo a mi si me gusta la noche, merodear por ahí en los tejados, en los bares, lamer sorbos de cerveza que la gente me ofrece, andar por ahí con Pink Tomate que se conoce la ciudad de arriba abajo, se recorre la noche como el viento, transeúnte clandestino de esa gatopista invisible.
Ahora que el viejo Joe murió, he pensado en volverme un gato callejero, pasar las noches en vela caminando alerta, mirando por encima del lomo, escarbando ilusiones y cazando peleas, se lo he dicho a Pink: quiero que mi ley sea la sangre, si, la sangre y las garras afiladas y las ilusiones y los sorbos de cerveza y una putica acariciándome el lomo bien por ti campeón. Mierda, que cosa más seria viejo Lerner, dice Pink Tomate. Si, que cosa más seria, pienso yo.
BAR JORGE LUIS BORGES
En la vieja rockola empolvada del fondo un hombre Viejo y cansado de traje nostálgico deja caer una moneda en la ranura y los sonidos del bandoneón llenan el vacío casi místico en el que se hallaba el bar que no es más que un salón alargado y maloliente. El bar tender se aproxima al hombre taciturno y atribulado que apura su ginebra en la esquina de la barra quien con desconfiado desdén le observa y vuelve a levantar el vaso, pero el ginebra ya ha desaparecido en el sorbo anterior. El hombre luce un poco nervioso y su frente se cubre de gotitas de sudor. El bar tender se limpia las manos en el delantal y saca algo del bolsillo de su pantalón. El hombre agitado pregunta si eso es lo que estaba buscando y el bar tender regresando detrás del mostrador le responde si viejo, ahí tienes tu aleph.
El hombre se va al fondo del bar, ingresa al baño, se mira en el espejo y abriendo la llave del lavamanos se toma la pastilla. Al dar media vuelta se resbala en un charco de orines y se va de cúlo sufriendo impacto seco en la parte posterior de la cabeza contra el orinal; mierda loco pisémonos que este man está muerto. El hombre, después de ver todos los puntos del universo vistos desde todos los puntos del universo posibles, despierta paralítico en la cama fría aunque cómoda y blanca de un hospital. Que cosa más seria.
BAR VLAD CORE
Todos toman cervezas en sus mesas que no son de más de cuatro personas. Nadie habla. Aunque no se vea, se siente una tensión en el ambiente, los ojos recorren lenta aunque ansiosamente todos los rincones de la estancia. Suena Hard Core a bastantes decibeles. De repente, de una compuerta que a simple vista y debido a la oscuridad, nadie ha descubierto, emergen dos hombres corpulentos, probablemente los de seguridad, y llevan por los brazos a un hombre vendado.
Los que me ven desprevenidamente podrán pensar que soy un gato taciturno, y puede que tengan razón. Sin embargo a mi si me gusta la noche, merodear por ahí en los tejados, en los bares, lamer sorbos de cerveza que la gente me ofrece, andar por ahí con Pink Tomate que se conoce la ciudad de arriba abajo, se recorre la noche como el viento, transeúnte clandestino de esa gatopista invisible.
Ahora que el viejo Joe murió, he pensado en volverme un gato callejero, pasar las noches en vela caminando alerta, mirando por encima del lomo, escarbando ilusiones y cazando peleas, se lo he dicho a Pink: quiero que mi ley sea la sangre, si, la sangre y las garras afiladas y las ilusiones y los sorbos de cerveza y una putica acariciándome el lomo bien por ti campeón. Mierda, que cosa más seria viejo Lerner, dice Pink Tomate. Si, que cosa más seria, pienso yo.
BAR JORGE LUIS BORGES
En la vieja rockola empolvada del fondo un hombre Viejo y cansado de traje nostálgico deja caer una moneda en la ranura y los sonidos del bandoneón llenan el vacío casi místico en el que se hallaba el bar que no es más que un salón alargado y maloliente. El bar tender se aproxima al hombre taciturno y atribulado que apura su ginebra en la esquina de la barra quien con desconfiado desdén le observa y vuelve a levantar el vaso, pero el ginebra ya ha desaparecido en el sorbo anterior. El hombre luce un poco nervioso y su frente se cubre de gotitas de sudor. El bar tender se limpia las manos en el delantal y saca algo del bolsillo de su pantalón. El hombre agitado pregunta si eso es lo que estaba buscando y el bar tender regresando detrás del mostrador le responde si viejo, ahí tienes tu aleph.
El hombre se va al fondo del bar, ingresa al baño, se mira en el espejo y abriendo la llave del lavamanos se toma la pastilla. Al dar media vuelta se resbala en un charco de orines y se va de cúlo sufriendo impacto seco en la parte posterior de la cabeza contra el orinal; mierda loco pisémonos que este man está muerto. El hombre, después de ver todos los puntos del universo vistos desde todos los puntos del universo posibles, despierta paralítico en la cama fría aunque cómoda y blanca de un hospital. Que cosa más seria.
BAR VLAD CORE
Todos toman cervezas en sus mesas que no son de más de cuatro personas. Nadie habla. Aunque no se vea, se siente una tensión en el ambiente, los ojos recorren lenta aunque ansiosamente todos los rincones de la estancia. Suena Hard Core a bastantes decibeles. De repente, de una compuerta que a simple vista y debido a la oscuridad, nadie ha descubierto, emergen dos hombres corpulentos, probablemente los de seguridad, y llevan por los brazos a un hombre vendado.
Los asistentes del bar Vlad Core desatan un frenetismo inesperado. De una de las mesas emerge un hombre con una larga estaca de madera y el furor inicial se duplica. Los de seguridad conducen al hombre hacia el centro del bar y lo despojan de sus ropas, el otro, que oficia al parecer la ceremonia, le introduce la estaca al hombre en el ano. Éste no grita, sino que sonríe hasta que al amanecer, borrachos, los asistentes abandonan el bar y le dejan felizmente empalado.
3 Comments:
Que pena con todos. Éste es un hijo de puta post bien malo, es lo que yo llamo un insulto craso y directo a la literatura. Mejor dicho, todos los pseudoundergrounds para los cuales "opio en las nubes" es la biblia, siéntanse con todo el derecho a sacrificarme.
Por otra parte, déle con lo del empalamiento, que man tan monomaniáco y por lo demás tan idiota y medieval. Pero pues como siempre es mi blog, y qué le vamos a hacer.
Un saludo a los pocos transeuntes de este lugar.
huY!!! pero porqué tan cruel con tu creación?
A mi no me parece malo, en las letras siempre queda algo de uno mismo... y bueno, por un momento me vi en esos sitios oscuros y malolientes...
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